viernes, 5 de febrero de 2010


EL NISPERO

En el fondo de una humilde casa, los chicos del barrio se trepan a las tapias para alcanzar los pequeños y amarillentos frutos del níspero, quien, parece una fuente inagotable, a medida que le cortan, aparecen otros iguales de maduros y de ricos.

Estas travesuras, podían llevarse a cabo únicamente los días lunes y viernes en horario en que la dueña de casa no esta, por que de ser sorprendidos por la señora Dora cortando el fruto, seguramente las pasarían muy mal, ya que esta, era enemiga que les roben los misperos(como ella los denominaba).

Esta mujer de casi cuarenta años, era una persona que pasaba largas horas de su vida bajo la fresca sombra de este árbol, cuyos frutos mezquina pero nunca los consume.

Bajo la sombra del níspero fumaba permanentemente y de vez en cuando tomaba unos mates, generalmente esta mujer estaba sola, a pesar de tener una familia bien constituida, su esposo era un tipo común que trabajaba todo el día en la calle, sus cuatro hijos estudiaban en la secundaria y aparentemente tenían un buen pasar económico, su casa era una casa pobre, pero sin duda no tenían problemas de dinero.

El cuu, cuu de una paloma, se hacia oír, todas las siestas, y este era el disparador de situaciones, que alteraban definitivamente a esta mujer, que inevitablemente salía hasta el fondo de su vivienda y le arrojaba piedras a la paloma hasta que se retiraba, y ella, la mujer quedaba, sometida a una tortura interior que ya nadie de su familia quería escuchar.

Mientras el humo del cigarrillo se cuela por sus ojos y sus fosas nasales, Dora balbuceaba, hasta el hartazgo. La historia en cuestión.

La paloma con su cuu, cuu, llama a los niños varones que están por nacer en el barrio, por eso hay que correrla, hay que echarla, son aves de mal agüero para aquellas madres que están embarazadas y tienen un hijo barón en su vientre.

Mi mama, me contaba, dice Dora, que ella cuando estaba embarazada de un varoncito, siempre recibía la visita de una paloma, en horas de la siesta y ella como era tan buena, la alimentaba con maíz o con migas de pan que oportunamente rejuntaba de la mesa, para dársela a la paloma, pero sucedió un día, que este maldito animal, se llevo el niño que mi mama tenia en la panza, si lo mato, lo hizo nacer muerto a su hijito y luego nunca mas la paloma apareció a la siesta para buscar las miguitas de pan que la mama le juntaba, mi pobre madre murió loca de pena, por que perdió a su hijo. Relataba- mientras pesadas lagrimas corrían por sus mofletudas mejillas.

Han pasado treinta años desde aquella vez- decía- mi mama nunca volvió a embarazarce, y yo acabo de perder a mi niño, vivió apenas unas horas y la paloma me visito en la ultima semana de mi embarazo que hasta ese momento venia normal, y de pronto todo se precipito, mi parto se adelanto en una noche de tormenta y mi bebe vivió apenas unas horas y la paloma, la maldita no volvió a aparecer, hasta ahora en que mi vecina esta embarazada y precisamente de un varoncito y yo no permitiré que el embrujo de sus cuu, cuu se adueñe de mi vecina ni de su hijo.

Dora, pasaba la mayor parte del día bajo la sombra del níspero, ya no trabajaba los dos días a la semana, todo su tiempo lo dedicaba a montar guardia.

Ya ni siquiera hacia por bañarse, y en estado de simiabandono, apenas lavaba la tropa de su marido y de sus hijos, cocinaba a las disparadas y había perdido la capacidad para relacionarse, se estaba convirtiendo en una persona hosca, resentida y solitaria.

Sus vecinos notaban el continuo desmejoramiento de esta señora y empezaban a comentar sobre la locura, pero también notaban con el paso del tiempo, que todo lo que esta mujer decía, obstinadamente se cumplía, su vecina perdió a su hijo varón y siempre el cuu, de la paloma era el claro presagio.que precedía a cada nacimiento (la posterior muerte de varón) en un barrio donde la mayoría poblacional en los ultimo años se nutria de un solo genero, el femenino.

Alertados los vecinos de esta situación empezaron a decir que en realidad era esta mujer la que provocaba en el barrio estas situaciones y la empezaron a rotular como bruja.

Y ella seguía allí, bajo la sombra del níspero, con su cigarrillo entre los dedos en sufriente soledad y silencio.

En soledad cruel y en una perdida constante de peso, ya que no se alimentaba, su vida se consumía a casi a la misma velocidad que su infaltable cigarrillo.

Su marido empezó a beber y se lo veía en mal estado casi con frecuencia.

El traje y la corbata fueron reemplazados por una pantalón de jeans y una remera, su auto por una bicicleta y su pobreza empezó a hacerse mas visible.

Sus hijos se desparramaron, unos se casaron otros simplemente se fueron.

En la casa un ambiente de locura creciente empezaba a notarse.

Ella, bajo la sombra del níspero y con su cigarrillo, el marido frente al televisor con su infaltable botella de vino.

Mientras tanto una enredadera empezó a treparse lentamente por el níspero, hasta llegar a las hojas, quienes al entrar en contacto con esta nueva especie surgida de la nada, se caían secas, tan seca como la vida de la persona que estaba bajo la sombra de este árbol.

Nadie en el barrio sabe de donde salió esa enredadera misteriosa.

Tampoco imaginan de donde apareció el chupete azul, conque juega ahora esta mujer durante horas, envolviéndose la cinta roja que nunca se arruga ni se ensucia en sus flacos dedos, mientras balbucea con misteriosa alegría.

Una desfigurada sonrisa abre paso a una nueva frase que repite sin cesar, mi bebe, mi bebe, la paloma me devolvió mi bebe, y le canta canciones de cuna interminablemente, mientras balancea sus brazos vacíos como meciendo a una criatura recién nacida..

Su marido, tiene el vientre inflamado a punto de reventar, litros y litros de vino hicieron estragos en su humanidad, una cirrosis acelera sus horas aciagas.

UN MES DESPUES...

El cuu, de la paloma se escucho largamente, pero nadie sale a arrojarle piedras.

Una vecina alertada de esto, miro hacia el árbol y vio a la paloma, mirando hacia el suelo, para luego, planeando en vuelo acercarse al níspero, que ya estaba totalmente seco y envuelto por una inmensa enredadera verde, desde allí la gris paloma se lanza al suelo, la vecina curiosa, se encaramo a la tapia y horrorizada contemplo la escena, la paloma posada en la humanidad muerta de la pobre mujer, con el pico trataba de arrebatarle el chupete azul, de la mano, que cerrada, no le permitía llevar a cabo su cometido.

Desesperada fue a buscar al marido de doña Dora y lo encontró muerto frente al televisor encendido con una botella de vino en la mano izquierda y en la derecha un libro pequeño de páginas amarillas que en su tapa decía:

EL NÍSPERO, LA PALOMA Y LOS NIÑOS.

Pasaron veinte años desde entonces y la casa cambio de dueños.

El níspero nuevamente estaba lleno de maduros frutos y lucia su imagen radiante en el fondo de la casa- las niñas del barrio trepadas en la tapia pretendían cortar sus amarillos y ricos frutos.

Una mujer embarazada arrojaba migas de pan a una gris paloma que desde la verde copa del árbol su cuu, cuu, cuu al aire lanzaba.

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